lunes, mayo 31, 2010

Etiquetas, detalles, recuerdos...

En cada ciclo emocional hay detalles que nos acompañan y que luego, cuando el tiempo pasa, nos ayudan a identificar y recordar una determinada época de nuestras vidas.

Estos detalles acostumbran a darnos la medida del tiempo que pasamos sumidos en alguna etapa concreta, y prestamos más atención a dichos detalles cuando la etapa en la que nos sumergimos va acompañada de una sensación de decadencia y soberana tristeza. Y dichos detalles no sirven tan solo para dar una medida del tiempo, sino para darnos también "la hora" de nuestros sentimientos e indicar con precisión el color y la tonalidad de nuestro estado emocional. Nos sirven para saber lo que nos pasa y para intuir lo que creemos que necesitamos.

A menudo, dichos detalles quedan grabados en algún recoveco de la memoria y de la propia existencia. Así es como se concentran los materiales de la memoria construyendo los recuerdos y formando la nostalgia.

Últimamente escucho demasiado a Sabina, lo sé. Soy consciente de ello. Me lo han hecho notar muchas personas por activa y por pasiva. Me fascinan las letras del genio de Úbeda y las sensaciones que evocan muchas de sus canciones, aunque a menudo dichas sensaciones sean poco recomendables y vayan acompañadas de un perenne ambiente de derrota. Pero no se preocupen, todo esto acabará pasando y volveré a escuchar a Sabina dentro de lo que algunos considerarían lo “justo y recomendable”, sin excesos.

Lo que ocurre es que ahora mismo Sabina es un detalle que me ayuda a etiquetar este ciclo emocional. Dentro de un tiempo, cuándo se produzca un cambio de etapa y me detenga a escuchar de nuevo sus canallas y tristes canciones, me dedicaré a sonreír levemente mientras lo ya vivido, se revive y se transforma en un recuerdo, otro más, guardado en algún rincón del desordenado almacén de la memoria olvidadiza y entrañable. Y más pronto que tarde, espero.

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viernes, mayo 28, 2010

Encantado de estar indignado

La paulatina salida a la luz de las informaciones contenidas en el corazón del caso Pretoria está siendo como un viaje al interior más opaco de la política en Cataluña. Y no pasa un día sin conocer nuevos detalles que sorprenden y a la vez aportan matices desconocidos sobre algunos de los principales protagonistas de la política de nuestro país.
Sorprende, por ejemplo escuchar a Macià Alavedra afirmando que "la política se hace en las alcantarillas". Unas alcantarillas de las que, visto lo visto, sin duda debió salir él y por las que ha demostrado saber moverse como un roedor acompañado por otros roedores de su misma altura moral, como Prenafeta, Luigi García o Bartomeu Muñoz.
Resulta interesante escuchar también al mismo Alavedra y a Prenafeta, diciendo que la gente que rodea a Artur Mas y que forma su equipo no están a la altura y no dan el nivel para formar un gobierno de garantías. O afirmando que si Artur Mas llega a ser President de la Generalitat, sin duda a ellos les irá mejor en sus turbios negocios. O comentando que "Montilla no nos da nada". O intentado presionar (sin éxito) a los consellers Nadal i Castells para conseguir favores. O incluso, charlando informalmente sobre el hecho de que CiU rechazó el acuerdo de financiación conseguido por Castells y Montilla a pesar de que Artur Mas consideraba que las cifras del acuerdo eran buenas.
La instrucción de Pretoria está siendo como un destripe de la política catalana. Y es verdad que el hecho de que este destripe coincida con que este año haya elecciones, va a influir muy negativamente en el clima preelectoral y probablemente en el propio resultado de las mismas.
La corrupción, los corruptos y los que son permisivos con ella hacen mucho daño a la política, a los políticos y al conjunto de la sociedad, pero tengan clara una cosa: seguramente en todos los partidos políticos hay ratas que creen que la política se hace en las alcantarillas, pero en algunos casos esto se acepta con normalidad y en cambio en otros, esto se rechaza con indignación.
Y ya para acabar y por si le interesa a alguien, humildemente, yo prefiero estar en el grupo de los indignados.

lunes, mayo 17, 2010

Felson: una mirada

Altanero, ambicioso, sórdido, locuaz, entrañable, rey de los canallas… experto en aliviar su camino de derrotas con abrazos y miradas furtivas entre desesperados aluviones de cariño en desnudas habitaciones ocultas tras grises paredes de humo y de papel.

Eddie Felson, Sabina, Rick Blaine o Marvin Gaye podrían ser algunos de los nombres que podrían definir a un personaje así, fulgurante, repleto de grietas humanas trazadas por un destino maldito y por un túnel oscuro que recorre una vida a la que es imposible dejar de amar y sin embargo despreciar al mismo tiempo. Un personaje que forma parte de esa raza de tipos que conversan con sus sombras cuando se quedan a solas consigo mismos. Y es a sus sombras a las que les reconocen el valor y el dolor de sus errores y sus vergüenzas. Porque esos tipos, cuando pierden y regresan al hogar de la derrota, se convierten tan solo en una sombra desnuda de sí mismos a la que no pueden engañar y a la que ni tan siquiera pretenden mentir.

En esos momentos se desprenden y se diseccionan toda clase de emociones puras y desnudas de sofisticación. En esos momentos se encuentran las respuestas a las preguntas formuladas tanto tiempo atrás, enterradas lejos en un pasado casi olvidado. Y es también en esos momentos cuando tras entender mejor la derrota, esos tipos se levantan de nuevo rebosantes de esa clase energía que solo pueden transmitir las fuerzas incontenibles. Y una vez más, de nuevo son capaces de hallar palabras con el poder de hacer girar el mundo entero.

lunes, mayo 10, 2010

La distancia

La distancia contiene algunas de las metáforas mas profundas que oculta la vida. La maldita distancia, tan terrible, tan dura… puede ser al mismo tiempo el mejor de los antídotos contra la indiferencia, contra el miedo y contra el olvido. Porque cuando deseamos algo de verdad, si en ello existe la distancia y conseguirlo nos supone una dificultad y un esfuerzo mayor, lo afrontamos con más voluntad, a pesar de que el camino nos conduzca serpenteando hasta una derrota inevitable y a la vez inolvidable.

La distancia sirve también para alimentar infinitamente un deseo, para reforzarlo, para construir, como decía el poema de Lawrence, una casa sobre siete pilares que tus ojos pudieran alumbrar por mí. Y especialmente, la distancia sirve para valorar en su justa medida los momentos que realmente merecen la pena, por pequeños y breves que éstos sean y aunque se nos escapen de las manos como puñados de arena en la orilla del mar.

Y es en una parte del fondo de lo que significa la distancia, en sus sombras y secretos que tal vez nunca llegue a comprender del todo, donde también se encuentra la constatación de un sentimiento profundo y de una sospecha que con el paso de los años he ido entendiendo cada vez mejor: los mejores caminos son los caminos largos, sinuosos y complicados. Son los caminos difíciles los que contienen los mejores destinos, porque son los que hay que recorrer para poder emprender el largo viaje a Itaca. Y si por casualidad tal vez me buscan, allí será donde puedan encontrarme, igual que siempre.